Acumulando pecados día a día, buscando la purificación en los vicios. Después de tanto tiempo sufriendo, te acostumbras, y disfrutas de las vistas, en vez de sentir el dolor de los clavos.

Soy indestructible, inmortal con mil vidas, cada vez que muero ardiendo en llamas, quemado, vuelvo a resurgir, revivir, de mis cenizas. En todo mi esplendor. Con energía moviendo mis imponentes alas, brillando, dejándote sorprendido con la boca abierta.

Soy único, no me compares con halcones o águilas, no tienen nada que ver conmigo. Pero recuerda, que más que por mi imponente imagen, destaco por levantarme una vez tras otra. Soy imparable, paso a paso, más cerca del infinito, de la autodestrucción…

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