¿A qué esperas?
Vamos de cuerpo en cuerpo, de abrazo en abrazo. Intentando olvidar esa persona que nos hizo sentir. La que nos hizo sentir pasión, tristeza, euforia, pánico, felicidad, rabia, pero entre otras más, sobretodo, amor. Amor profundo, amor de verdad. No cuatro besos, un té quiero y cenas en restaurantes caros. Ese sentimiento que no te dejará tranquilo el resto de tu vida. Ese sentimiento que hace, que cada vez que miras las estrellas en el cielo, hace que te venga esa persona a la cabeza, incluso después de años.
La cuestión de todo esto es, que por muchos cuerpos esculpidos que devoremos, por muchos labios carnosos que besemos, por muchas veces que digamos un té quiero auto convenciéndonos de que es real, jamás desharemos ese vínculo del pasado.
Bajo mi punto de vista, tenemos dos opciones. Seguir así toda nuestra vida auto engañándonos, o por una vez en nuestras vidas hacer lo que de verdad nos dice el corazón. Coger una mochila, cartera y móvil. Ir al aeropuerto, estación de bus o coger el coche y ir directamente hacia donde está esa persona especial, única. Y cuando llegues allí, la tengas delante con cara sorprendida y incomprensible, si, lánzate y ves a por todas. Dale un abrazo, rompe a llorar, bésala en la boca, o simplemente dile que la has echado de menos.
¿A qué esperas?